¿Por qué estoy enfadado todo el tiempo?
“Estoy a malas con todo, todo me parece mal y siempre estoy de mal humor”.
Esta es una frase que suelo encontrarme a menudo en la consulta con mis pacientes. Aunque no le creáis es una fuente de malestar importante para las personas que tienen este estado emocional presente de forma continuada.
Las emociones las sentimos, van a estar ahí siempre. Son una reacción innata en el ser humano. Todo el mundo reacciona emocionalmente, todo el mundo las siente. Éstas generan un estado emocional que es lo que nos hace sentirnos bien o no tan bien. Es ese estado emocional el que nos hace reaccionar, no la propia emoción.

Sentir placer, alegría, tristeza, miedo es algo habitual y normal en todos. Cómo interpretamos, les damos sentido y hacemos con esas emociones es lo que nos genera un estado emocional que acaba generándonos un sentimiento: soledad, felicidad, ansia, esperanza…
Cuando alguien os diga: “gestiona tus emociones”, en realidad nos está queriendo decir que actuemos sobre el estado emocional. Que sintamos las emociones, que éstas están ahí, que no nos empeñemos en rechazarlas y en no sentirlas, porque eso es imposible. Pero sí que las interpretemos de la mejor manera posible y que les demos el sentido y el lugar que las corresponde.
No podemos evitar tener miedo. Sí podemos admitir que tenemos miedo, que está presente, pero que éste va a ser afrontado con las herramientas que poseamos: acción, investigación, haciéndole frente, desmontándolo. Ocultarlo, esconderlo, no hablar de él generará más miedo la próxima vez, nos llevará en ocasiones a la inacción, que va a generar frustración en nosotros y en los demás esa sensación de no saber “gestionar emociones”.
La ira es otra emoción que sentimos normalmente. Podemos sentir ira porque no nos salen las cosas bien, porque no nos hacen el caso que nosotros queremos, porque no se nos da algo que hemos pedido, porque somos torpes, porque nos faltan habilidades o capacidades para hacer algo, decir algo, porque no somos de una determinada manera (más alto, más bajo, más delgado, más guapo, más divertido, más ingenioso, más centrado, más cabal…). Siempre nos va a faltar alguna cualidad que los demás aprecian como valiosa, pero en nosotros no está presente. Podemos reaccionar con ira cuando se nos caen las cosas y las rompemos, o las rompemos porque estamos experimentando ira. La cuestión es que es una de las emociones principales y, quizá, una de las más usuales.
¿Nos enseñaron a gestionar la ira? Quizá, pero quizá nos enseñaron a desviarla con el perdón, con el no pasa nada, o normalizamos que actuar con ira es lo habitual porque así lo hacían a nuestro alrededor.
Gestionamos las emociones, la ira entre ellas, como se gestionaban a nuestro alrededor. Luego, al relacionarnos con más personas, vemos que quizá no es la forma, o nos hace sentir mal.
Muchos de los pacientes vienen a consulta normalizando las reacciones de ira, porque así se lo enseñaron, pero que siempre les hizo sentir mal. Vivieron con miedo (que muchas veces acompaña, esconde o precipita la ira), vivieron con rechazo (o no reconocimiento o validación de sus acciones), y saben que no es correcto, pero no tienen herramientas para gestionar.
¿Qué pasos debemos seguir?
- Preguntad a los profesionales de referencia que tenéis a vuestro alcance (psicólogos, médicos, enfermería, etc.)
- Vamos a aceptar que las emociones están ahí y que hay que sentirlas. No es necesario rechazarlas, y no es malo aceptar que uno siente ira (sentir, que no demostrar).
- Aceptar las emociones, en ocasiones, es aceptar que nos sentimos mal, que lo que sentimos no nos gusta, nos displace.
- Observemos la conducta que realizamos, cómo reaccionamos. Esta reacción es la que vamos a frenar
- Una vez aceptada e identificada la reacción, veamos que hacemos con ese estado emocional y ese sentimiento derivado
Los psicólogos estamos a vuestro alcance para ayudaros en todo este proceso. Y, no, no es normal estar continuamente enfadado.
¿Seguimos?