El psicólogo no puede leer la mente… ¿O sí?
Hay una mirada característica que desarrollan mis pacientes cuando, interpretando sus palabras y la descripción de sus acciones, les indico la posibilidad de entender sus actos.
“Me estás leyendo la mente”, indican algunos.
No, sencillamente es conducta humana. Hay determinados patrones que se repiten, y se replican de una persona a otra.
Sí, todos somos individuales, por supuesto, pero hay determinadas actitudes que se repiten en determinadas personas. Tanto la educación recibida, nuestra genética, nuestros valores, normas e identidad creadas nos hacen diferentes unos a otros.
Pero hay actitudes que repetimos como patrones de conducta de unos a otros. Cómo afrontamos determinados hechos, qué pensamos/asociamos antes determinados sucesos. Hay algo que nos une. Y gracias a ello creamos nuestra identidad como grupo. Nos parece que somos individuales, pero la sociedad tiende a confundirnos en gustos, en ocio. Agrupa nuestras individualidades.
Es inevitable. Somos seres sociales, sobrevivimos gracias a ello. Y no por ello adivino, tengo una bola de cristal o soy vidente.
Tenemos la tendencia a sublevarnos, en ocasiones, para no ser confundidos con la “muchedumbre”. Pero, inevitablemente, caemos en la estadística, engrosando los números.
“¿Cómo puedo ser diferente?”
Ya lo sois, todos somos diferentes en nosotros mismos. La última elección siempre es nuestra. Si del grupo, ni de la masa, ni de la sociedad. La última decisión es nuestra…, pero influenciada por el entorno. Confundirnos, integrarnos (allí donde fueres haz lo que vieres), es más poderoso que nuestra necesidad de ser individual.
Incluso los que se creen marginados de la sociedad, forman su propio “ecosistema”, dentro de la propia sociedad, y son identificados, etiquetados y catalogados por igual, como lo son el resto de “individualidades” que conforman nuestra sociedad.
Intentamos hacer lo mejor para ayudar a la persona que nos pide soporte.
Y eso nos ayuda de poder ayudaros. Por eso podemos “predecir” patrones de conducta humana. Pero hay que identificarlos como tal. Lo que decimos, lo que no decimos, lo que hacemos y lo que no hacemos…, esto siempre son pistas. Aquello que queremos, aquello que deseamos, aquello que tenemos, aquello por lo que nos sentimos culpables, aquello que no quisimos hacer, pero hicimos, aquello que no hicimos y quisiéramos haber hecho… Todo ello siempre nos da información y nos hace predecir esos patrones.
No, no somos adivinos de túnica en ristre, somos lectores de la conducta humana, y como tal, la interpretamos. En muchas ocasiones acertamos, en otras…. También somos humanos individuales que formamos pate de la realidad humana social.
En ocasiones callaremos, sólo escucharemos y haremos preguntas incómodas. En otras indicaremos tareas por hacer (deberes en casa). En otras aconsejaremos y daremos opciones de resultados según se escoja el consejo o la vía de actuación. Y en otras pediremos que se hagan determinadas acciones, siempre mirando por el bien del paciente y bajo un código deontológico.
Siempre, siempre, siempre, miraremos de hacer lo mejor para la persona que tenemos delante. No buscamos renombre, no buscamos fama. Buscamos hace el mejor trabajo posible.
¿Seguimos?